En
todos los estilos musicales siempre hay un referente en cuanto al directo. Al
cara a cara con los fans y críticos. Pero hay un cantante, un ARTISTA que llegó
a revolucionar el mundo de los conciertos y consecuentemente, del show: Freddie Mercury.
El cantante de Queen tenía
auténticas excentricidades, tanto fuera del escenario como dentro de él. En el
escenario, el piano siempre delante para poder comenzar canciones. Sobre el
instrumento, latas de cerveza, agua helada y una pequeña toalla para secarse el
sudor que brotaba de su frente. Siempre aparecía con algún tipo de vestuario
extravagante, ya fuera únicamente en calzoncillos o con una capa y una corona. Se
movía por cualquier tipo de escenario desde el piano, donde iniciaba a las
canciones, al centro del escenario con el pie de micro portátil que utilizaba
casi como un cetro.
Freddie era un divo, un Pavarotti
del rock. Era capaz de moverse por el escenario con su cetro usándolo para
todo; tanto como micro como guitarra. Era capaz de moverse y cantar varias
canciones seguidas sin desafinar ni una sola nota y sin playback, algo que a
día de hoy en conciertos así es casi imposible. Pero no todo era puesta en escena.
Las canciones, por supuesto, no sonaban como en el cd, ni siquiera como en
otros conciertos. Cada canción en cada concierto era única. Freddie cantaba las
canciones diferentes en cada concierto. Además hacía algo inaudito: cantar al público. Se batía en duelo a partir de una florituras musicales dignas de un
tenor lírico ligero contra la enorme masa que iba a sus conciertos. La potencia
de miles de personas contra la supremacía de su voz. Fue el precursor de un
tipo de Show en el que el público también era parte del mismo, una parte muy
importante.
Por eso Freddie, el GRAN Freddie ha
sido, es y será "el REY" de
los concierto, que, más que conciertos, eran SHOWS.
El concierto en el estadio de Wembley en 1985
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